“María Luisa Alcalde,   atrapada entre la simulación y la sombra del pasado»

Por Armando J. García
   

El panorama político mexicano actual no es más que un caleidoscopio de contradicciones, donde la narrativa oficialista se tambalea entre una falsa lucha por la justicia social y la perpetuación de los vicios más rancios del sistema que tanto prometió erradicar, morena, el partido que enarboló la bandera del cambio ha replicado las prácticas de los regímenes que antes criticaba, consolidándose como un sistema que centraliza el poder, debilita las instituciones.


En su lucha por preservar el discurso de la «Cuarta Transformación», el gobierno ha impulsado reformas que, en lugar de fortalecer la democracia, han generado preocupación. La reciente reforma judicial evidencia la improvisación y el interés político por encima del bienestar ciudadano. Este tipo de legislación, más visceral que estratégica, erosiona derechos fundamentales y pone en jaque al propio país.


Lejos de proteger la democracia, el oficialismo parece decidido a consolidar su hegemonía.
En estados como Sinaloa, Chiapas y Veracruz, la violencia no es un fenómeno aislado, sino una constante que refleja la ineficacia gubernamental y, en algunos casos, la complicidad con el crimen organizado. En Chiapas, el auge de la extorsión y el poder de los cárteles expone un vacío de autoridad que somete a los ciudadanos al control de fuerzas criminales. Los gobiernos locales, en lugar de enfrentar esta crisis, desvían la atención con discursos de victimización o señalamientos hacia sus críticos, mientras la lealtad al proyecto político de Morena prevalece sobre su deber de garantizar la seguridad.
Los recientes operativos en el Estado de México, que resultaron en la detención de figuras locales vinculadas al crimen organizado, fueron rápidamente exaltados por el gobierno como un triunfo en la lucha contra la delincuencia. Sin embargo, estos eventos son más simbólicos que efectivos, y lejos de atacar la raíz del problema, perpetúan una narrativa engañosa. La falta de acción contra los llamados «narco-gobernadores» en estados clave evidencia un sistema político que no solo convive con el crimen organizado, sino que a menudo lo utiliza como una herramienta de poder.  Ante este panorama “María Luisa Alcalde,  queda atrapada entre la simulación y la sombra del pasado» al afirmar que la oposición carece de calidad moral, pierde credibilidad al ignorar una realidad evidente: esa misma oposición que critica hoy forma parte de Morena. Parece que su discurso sufre de amnesia o, peor aún, de una desconexión con los hechos, al proclamarse como los únicos y mejores salvadores del país. Basta mirar a su alrededor: los estados gobernados por Morena están sumidos en la inseguridad, el crimen organizado y el abandono institucional.


El discurso oficial de Morena resulta una paradoja. Acusan a los opositores de ser «lo mismo de siempre,» mientras integran a figuras recicladas del PRI y el PAN, adoptando y perpetuando sus peores prácticas.


La postura de María Luisa alcalde, presentada como un rostro fresco y «lo más aceptable de morena,» se desmorona ante la realidad de un partido que ha normalizado la criminalidad ante las críticas y utiliza la polarización como una herramienta de control político.
Estas estrategias no fortalecen al país; por el contrario, perpetúan el divisionismo, el autoritarismo y las mismas dinámicas que tanto criticaban. Morena no está salvando a México, está replicando y profundizando sus peores problemas.

México se encuentra en un momento crucial donde la disyuntiva no es solo política, sino profundamente social. Por un lado, el oficialismo sigue reciclando figuras del pasado que representan lo mismo que prometieron erradicar; por el otro, la oposición tradicional parece ausente de ideas y liderazgo sólido. Este vacío político deja al país atrapado entre promesas de transformación incompleta y un retroceso en la credibilidad de quienes buscan ser alternativa.


Es evidente que el país necesita con urgencia una oposición renovada, desvinculada de las prácticas del pasado que Morena ha absorbido. Una oposición que no solo rechace las estrategias autoritarias y divisionistas del gobierno actual, sino que proyecte confianza con nuevos liderazgos capaces de construir una visión verdaderamente transformadora.


La verdadera oposición que México necesita debe ir más allá de los intereses partidistas. Requiere de ciudadanos conscientes que emerjan con proyectos políticos centrados en el bienestar colectivo, alejados de las narrativas polarizantes. No se trata solo de competir con el gobierno actual, sino de presentar una alternativa que inspire confianza, demuestre congruencia y materialice un cambio tangible.
¡Únete a la revolución del pensamiento crítico!


Conéctate con Armando J. García en sus redes sociales y descubre su podcast «Resiliencia Politica», disponible en Spotify, Amazon, y Podimo.”
Analizamos la realidad.
Cuestionamos los movimientos políticos.
Inspiramos cambio.
Sé parte de una comunidad que cree en un México más consciente y resiliente.

¡Conecta y transforma! #ResilienciaSocial

Entradas relacionadas

Deja tu comentario